Preguntas del día

Quiero decirle que podría volver mil veces al lugar que me enseñó pero sé que no me pertenece. Estamos separados por techos y cemento caliente. Santiago se ríe de nosotros y nos muestra su peor cara: la gris y desesperante ausencia. Podría atravesar la ciudad para buscarlo, pero lo encontraría sumergido en martillos, lezna, suelas y clavos. No hay cabida para nosotros, los que se echan de menos deben cavar sus propias tumbas. Sólo queda seguir soñándolo, así no lo pierdo y puedo recuperarlo un poco día a día, a través de los rajones de la memoria, desde los recuerdos deslavados. Dolores y astillas, pasiones de sangre: vino tinto, tomate, metapío.
Amante de mi amor.
Tendré que inventar una caricia suya, la mirada que diga que sí cree en mí, que puede hallarme en cualquier esquina, disfrazada de árbol o mariposa, convertida en abrigo o en hoja seca.
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Extracto del cuento "Los favores concedidos", en El otro afuera.